domingo, 12 de agosto de 2012

Día 8. Ranakpur, una verdadera obra de arte!!!

Mateo se ha despertado indispuesto, le ha pasado factura algún que otro exceso de comida local muy especiada y picante. Nos tendremos que plantear el día de manera más relajada, en unas horas en cuanto hagan efecto los medicamentos estará como nuevo.
Salimos puntuales del hotel y Bauart nos explica el sistema sanitario que hay en este país. En India disponen de sanidad pública, pero los mejores profesionales se encuentran en las clínicas privadas que hay repartidas por el país.
La gente con pocos recursos siguen utilizando recursos caseros para mitigar los efectos de las enfermedades más comunes, ya que, los médicos de la sanidad pública quieren cobrar una pequeña parte al usuario, convirtiéndose para la gran mayoría en un servicio inalcanzable; la medicación en ningún caso es gratuita.

Bauart decide parar en medio de la carretera, nos explica que aquí está el “Templo de la moto” y no parar supone mala suerte en la carretera durante el resto del camino.



En un principio pensamos que es una broma más de nuestro chófer, pero, enseguida nos damos cuenta que todos los vehículos que pasan por este punto paran. Nos invita a compartir el momento con él, Mateo no está para muchas historias y se queda a la sombra mientras yo me mezclo con los locales.
Caminamos un poquito y llegamos al árbol sagrado y el templo; en este punto de la carretera murió arrollado por un camión un miembro de una familia muy rica del lugar que siempre ayudaba a los pobres, desde ese día crearon este pequeño templo donde está expuesta la moto del chico y la gente viene hasta aquí a traerle ofrendas y rezos.
Las personas me miran extrañados porque soy la única turista en el lugar y en seguida me invitan a participar y compartir los dulces que se ofrecen entre ellos. Estos momentos resultan muy especiales cuando te encuentras a tantos kilómetros de casa en una sociedad tan diferente a la nuestra!



El viaje de hoy es largo y más lento de lo normal, esta zona de Rajasthan vive de la explotación de minas de piedras y sus carreteras están llenas de camiones transportando material.



Antes de llegar a Udaipur nos desviaremos unos 90 kilómetros para visitar Ranakpur. El paisaje que nos ha acompañado estos días cambia drásticamente, pasamos del desierto a las montañas en unas horas de viaje.



Ranakpur, el complejo de templos jainistas más importantes de la India, se encuentra apartado en el valle de los montes Aravali.
El famoso complejo está presidido por el majestuoso Adinath Temple, uno de los cinco lugares sagrados de la religión jainista.


La entrada a Ranakpur es gratuita, sólo hay que pagar 100 rupias si quieres entrar al recinto con la cámara de fotos.
Al pasar los jardines y estar delante del Templo Adinath, nos quedamos maravillados con el exterior, en ese momento todavía no nos podíamos imaginar todo lo que veríamos al cruzar su puerta.



Una enorme escalera sirve de acceso al templo, toda la fachada realizada en mármol blanco está trabajada hasta el más mínimo detalle. Leones, elefantes, dioses, cenefas, bailarines…. Es un verdadero placer observar esta obra de arte.



Una vez en el interior del templo no sabemos donde mirar, todo llama nuestra atención, es espectacular!


El templo tiene una planta de cuatro lados, con cuatro entradas independientes. Cada una de ellas conduce, a través de un bosque de columnas y varios vestíbulos y capillas muy ornamentadas, al santuario central que alberga una imagen de Adinath con cuatro caras.
Cada uno de sus 1.444 pilares está labrado con diferentes motivos florales, las luces y sombras que crea el sol entrando sobre ellas se convierte en un verdadero espectáculo para nuestros sentidos.




Los techos de Adinath son una maravilla, están labrados en hileras concéntricas con el fin de simbolizar la visión jainista del universo como una serie de ciclos cósmicos. A los escultures se les pagaba en oro según el peso de las esquirlas de mármol que presentaban al final de todo el día de trabajo.



Damos varias vueltas al templo porque no queremos perdernos ni un solo detalle y cada vez descubrimos algún detalle que llama nuestra atención.



En el recinto de Ranakpur hay otro templo pequeño, pero, después de ver el gran Adinath Temple la visita se convierte en un simple paseo.


Seguimos nuestra ruta hacia Udaipur y en un par de horas llegamos a la ciudad; la primera impresión es buena, nos parece muy diferente a las que hemos visitado hasta ahora porque está rodeada de agua y montañas.
Para nuestra estancia en Udaipur hemos elegido el hotel Swaroop Vilas, situado en uno de los lagos de la ciudad.
La habitación es bonita y todo está muy limpio, las vistas que tenemos son preciosas.



Mateo se encuentra peor y será mejor que guarde reposo toda la tarde, hablamos con Bauart para anular todo lo que habíamos planeado para la tarde.

Me voy a la terraza del hotel a comer y disfruto de un momento de relax muy agradable, leer un buen libro con las vistas Udaipur y el sonido del agua del lago de fondo no tiene precio!

Esperemos que mañana Mateo esté recuperado y podamos disfrutar de Udaipur, una ciudad con un encanto especial!







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